La edad de las lobinas

Por: Miguel Angel Romero Navarro

¿Qué edad tienen las lobinas?

Probablemente todos recordamos cuando el "pescador" urbano que alguna vez fuimos en nuestros años mozos al intentar la captura de una hermosa lobina de labios rojos, preguntaba: ¿a que hora vas por el pan?, ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes?.

A veces, cuando capturamos un buen ejemplar de lobina, sobre todo cuando se trata de una verdadera "abuela", dan ganas de hacerle la misma pregunta de la edad, pero desgraciadamente ésta no nos puede responder de manera directa.

Existen varias formas para determinar el desarrollo y condición física de la lobina, basados en su geometría y peso, aunque no hablaremos de ellos ahora; sin embargo recordando que la fortuna en la pesca también ocupa un lugar en la caja de señuelos, sabemos que podemos estimar de una forma sumamente sencilla la edad probable de las lobinas capturadas. El método es similar al que se utiliza para determinar la edad de un árbol contando las marcas o anillos en una sección del tronco. He aquí la forma de hacerlo:

Lo primero que hay que hacer, con mucho cuidado para no lastimar a nuestra captura, es tomar una escama de la región media de un lado del cuerpo, lavarla con agua y secarla. Posteriormente hay que observar la escama a contraluz para poder notar una serie de líneas finas paralelas que no son otra cosa que rugosidades, las cuales se forman en la escama a través de cada año. Así, para determinar la edad probable del pez, simplemente habrá que contar los grupos de líneas en la escama, y asignar a cada una, un invierno en la vida de la lobina. Muy simple ¿no es así?.

El sentido común nos indica que una lobina de mayor tamaño tiene mas edad que una de menor tamaño y peso, lo cual suele ser cierto para un mismo embalse, dentro de su propio marco de referencia, pero no necesariamente para otro diferente. Imaginemos el embalse "A" localizado en clima cálido y cuyas condiciones de PH, forraje disponible, temperatura media anual, etc., son óptimas; por otro lado el embalse "B", ubicado en clima predominantemente frío y sin las excelentes condiciones del primero. Si comparamos ejemplares de la misma edad provenientes de ambos embalses, lo mas probable es que las del lago "A" sean de mayor tamaño y peso que las del "B".

Sabemos que la tendencia, al menos para el caso de la lobina, es que el desarrollo en temperaturas frías es mas lento que en clima cálido y por lo tanto las líneas de crecimiento marcadas en la escama, estarán mas juntas unas de otras que en las de clima cálido.

En contrapartida las lobinas en clima frío suelen vivir mas tiempo que las de clima cálido. Una lobina en una región fría puede alcanzar una edad de 14 a 16 años, mientras que una de región caliente puede vivir de 10 a 12 años. La lobina, al ser un animal de sangre fría, basa su metabolismo en la temperatura del agua principalmente y se "quema" mas rápido cuanto mas acelerado es su desarrollo, igual que ocurre con un motor fuera de borda que se utiliza muy revolucionado durante su vida útil.

De cualquier manera hablar de un espécimen capturado cuya edad ronda los 10 años, representa a un animal "sobreviviente", que mas que por suerte, subsiste gracias a que tal vez ha desarrollado un sentido especial de supervivencia y características genéticas superiores.

En su medio ambiente, tal vez un año de la lobina equivale a 6 o 7 de los nuestros, con la diferencia de que sigue siendo un animal reproductor (aunque también un gran consumidor), pero que inclina la balanza hacia la conservación de su especie y de manera significativa hacia la transmisión de genes conspicuos.

Solamente tratemos de imaginar cuántas peripecias ha tenido que pasar para llegar a vivir tal cantidad de años, como para que un buen día tengamos la fortuna de que se cruce en el camino de nuestro señuelo y termine en el sartén o colgada en la pared. Esto deberá darnos la pauta para decidir cómo tratar a nuestras capturas.

Aún cuando pongamos en práctica la técnica de "capturar y soltar" y que por lo tanto creamos que somos dueños de la verdad absoluta, es un hecho innegable que alteramos de alguna manera la vida normal de las lobinas o de los peces que acostumbramos capturar ya que les lastimamos causando dolor y tensiones (aun cuando creemos que la lobina no sufre dolor por el hecho de que no se queja o emite sonidos que así lo indiquen). por lo tanto esa pauta para el manejo de los ejemplares capturados deberá ir mas allá de "capturar y soltar", procurando que en el proceso pongamos en práctica todo nuestro esfuerzo y habilidad para causar el menor daño posible, lo que además le adiciona un ingrediente especial a la pesca deportiva.

Existen en la página de pesca deportiva a la que pertenece este escrito, varios artículos excelentes acerca de la manera de tratar el pez una vez capturado, por lo que su lectura es ampliamente recomendada.

Si hacemos costumbre y difundimos la práctica de capturar y soltar con los cuidados pertinentes en el proceso, contaremos cada vez mas escamas con mas líneas paralelas dentro de ellas.arriba

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(c) 2000, Miguel A. Romero Navarro, La Pesca Deportiva en México